martes, 25 de mayo de 2010

LAS CONCECUENCIAS



Los niños obligados a prostituirse viven un calvario sin fin. El maltrato y el abuso a los que son sometidos dejan secuelas de por vida, que van desde la depresión y el stress hasta intentos de suicidio y desórdenes de personalidad. También deben enfrentarse con el sida, las enfermedades de transmisión sexual y abortos por embarazos no deseados que ponen en peligro sus vidas.
El abuso al que son sometidos los menores cuando son obligados a prostituirse es el problema de salud mental más grave y destructivo. La prostitución infantil debe ser considerada como un acto de violencia, aunque se produzca de tal modo que no haya agresión física, siempre hay agresión psicológica. Al introducir a los chicos en actividades que no son propias de su edad se interfiere el desarrollo normal y saludable de su sexualidad. En la edad escolar, el menor se distancia más de los adultos al adquirir una cierta manera de saber, de sentir y de ver las cosas. Su filosofía del mundo y de la vida se convierte en "escuela propia" diferente de la de los adultos. El hilo conductor de este proceso interior hacia la autonomía es la sexualidad. Cuando ésta se altera, toda la personalidad entra en crisis y se puede llegar a perder el deseo vivir. Por eso, cualquier interferencia sexual por parte de los adultos, a nivel del cuerpo o de los deseos del menor, como sucede con la pedofilia, compromete gravemente su integridad y su psiquis. Las consecuencias son tan variadas como las etapas en las que pueden presentarse. En la infancia se registra fracaso escolar, perturbaciones de comportamiento, fobias en relación con la sexualidad, o precocidad y perversión sexual. Incluso la víctima puede llegar a sentirse culpable y responsable por lo que le está ocurriendo. En la adolescencia exhiben dificultades con la identidad femenina, rechazo de la imagen corporal, estados depresivos graves, trastornos alimentarios como anorexia y bulimia. En la madurez exteriorizan crisis afectivas frecuentes, depresiones, disfunciones sexuales en la relación conyugal. En la vejez suelen tener brotes de angustia e intenciones de suicidarse sobre todo al comienzo de la menopausia en el caso de las mujeres.

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